Los miembros del grupo The Buggles pueden haber estado convencidos en su momento de que el vídeo mató a la estrella de radio, pero lo cierto es que la historia de “ver música” va un poco más atrás del nacimiento de la MTV. Si bien las rocolas (o “gramolas”, como prefieren muchos) tuvieron su formidable época de popularidad, existió una variante llamada Scopitone, capaz de reproducir filmes especiales de 16 milímetros. Las presentaciones de diferentes artistas a través de estos dispositivos han convertido al Scopitone en el antepasado directo de los vídeos musicales.
El 12 de agosto de 1981 a las 00:01, la MTV cambió nuestras vidas para siempre al oficializar el matrimonio entre la música y el vídeo, pero la relaciòn entre ambos se remonta a varios años más atrás. Las presentaciones en vivo de bandas y artistas populares eran los momentos más esperados en algunos clásicos shows de la televisión. A modo de ejemplo, nada mejor que recordar el paso de los Beatles por el Show de Ed Sullivan, y el furor que causó, algo que dicho programa ya había logrado con la presentación de otro astro de la música como Elvis Presley. Pero en ese entonces existía otra forma de acceder a determinados artistas. No hablamos de conciertos o programas en vivo, ni tampoco de rocolas-gramolas o encuentros especiales en tiendas de música.
Scopitone: El antepasado directo de los vídeos musicales
El dispositivo era conocido como Scopitone, y aunque se lo suele clasificar como una especie de rocola, el hecho de que fuera capaz de reproducir un filme de 16 milímetros lo ubica en una categoría especial. El Scopitone estaba basado en tecnología desarrollada durante la Segunda Guerra, aunque se reconoce que su antecesor era un aparato llamado ¨Panoram¨, creado en el año 1939.
Los primeros Scopitones fueron fabricados en Francia, usando material de sobra proveniente del esfuerzo militar, y no fue sino hasta finales de los ´50 que aparecieron las primeras unidades lo suficientemente refinadas como para ser expuestas al público. A inicios de los ´60 se hicieron pruebas de mercado en los Estados Unidos, y la popularidad inicial del Scopitone fue tan grande, que en 1964 había registro de unas quinientas máquinas instaladas.
No fueron pocos los artistas que crearon material para los Scopitones, al mismo tiempo que se hacían promesas de mayor cantidad de clientes y mayor consumo por parte de ellos si un comerciante realizaba la inversión en un Scopitone para instalarlo en su establecimiento. Lamentablemente, en 1967 la burbuja del Scopitone explotó, y después de algunas investigaciones se comprobó que el Scopitone no era un negocio rentable.
Antes de que finalizara la década, el Scopitone se había esfumado en el aire, pero su legado permaneció a través de todas las grabaciones que se realizaron, los artistas (como por ejemplo Neil Sedaka, el intérprete y escritor de la famosa canción “Oh! Carol”), y por supuesto, tanto los filmes como las máquinas que aún perduran. El Scopitone tuvo el potencial de convertirse en una de las plataformas musicales más populares, aunque se considera que el error más grave en su comercialización fue dejar a un lado al público adolescente.
Por otro lado, si los Beatles llegaban a sonar en un Scopitone, lo más probable hubiese sido que una horda de colegialas hubiese reducido a trizas al aparato tras un “ataque hormonal”. Incluso hoy en día hay sitios dedicados a reconvertir los filmes de Scopitone en formato DVD, y por supuesto, podrás encontrar varios ejemplos colgados en YouTube, como el que sigue a continuación. ¡Que lo disfrutes!