Se esperaban algunos cambios específicos de quien es en estos momentos el fabricante de smartphones Android más importante del mercado. Esto llevó a una gigantesca ola de rumores que envolvieron al Samsung Galaxy S5, pero después de su presentación en el Mobile World Congress, todo eso terminó en el cesto de la basura. Con la excepción de algunas funciones, el Galaxy S5 representa un salto bastante pequeño frente al S4.
Es tiempo para destacar ciertos detalles, y no necesariamente de los que le gusta leer a un fabricante como es Samsung. Comencemos por el hecho positivo de que el Galaxy S4 fue el teléfono que más rápido se vendió en la historia del gigante coreano, y en la historia de la plataforma Android, sumando diez millones de unidades en apenas 27 días. En octubre del año pasado, el número había ascendido a 40 millones, sin embargo, la compañía decidió reducir notablemente sus expectativas de ventas durante 2014, pasando a 360 millones en noviembre, y luego a 330 millones en diciembre. Algunos atribuyen este recorte a una aceleración en las ofertas de la competencia, pero también están quienes creen que los smartphones en la línea Galaxy se vieron afectados por la enorme cantidad de rumores asociados al Samsung Galaxy S5. Ocho núcleos, SoC de 64 bits, pantalla 1440p, 4 GB de RAM, cámara de 16 megapíxeles… escuchamos de todo. Finalmente llegó el Mobile World Congress, y con esta convención también se manifestó la máquina de picar rumores. Samsung tuvo su keynote, y como se esperaba, el Samsung Galaxy S5 tomó el escenario.
Siendo honestos, no hay tantas modificaciones físicas en el nuevo smartphone. El Galaxy S5 es 5.4 milímetros más alto, 2.7 milímetros más ancho, y 0.2 milímetros más grueso (142.0 x 72.5 x 8.1), con quince gramos adicionales en su peso (145 gramos). La diferencia entre las pantallas es de apenas 0.1 pulgadas, y la resolución se mantiene intacta en 1.920 por 1.080 píxeles. Los famosos ocho núcleos brillan por su ausencia, y lo que ofrece a cambio el Galaxy S5 es un Qualcomm Snapdragon 801 de cuatro núcleos con una frecuencia de 2.5 GHz, un número sin dudas interesante, pero habrá que esperar datos más precisos. La memoria RAM se mantiene intacta en 2 GB, al igual que las opciones de conectividad y el almacenamiento interno (16 o 32 GB). La cámara principal posee un sensor de 16 megapíxeles con soporte 4K (tal vez el único acierto de los rumores), mientras que la cámara frontal es de 2.1 megapíxeles.
Las incorporaciones más relevantes del Samsung Galaxy S5 se reducen a cuatro: Un lector de huellas digitales (básicamente, Samsung está obligado a correr detrás de Cupertino en esto), un sensor de ritmo cardíaco, un agresivo sistema de ahorro de energía que convierte la pantalla a blanco y negro cuando es necesario, y una clasificación IP67 de resistencia a polvo y líquidos. Su batería es de 2.800 mAh, que en teoría incrementará su autonomía en un 20 por ciento, aunque imagino que en realidad será la mitad de eso. La prensa especializada no suele ponerse de acuerdo muy seguido a la hora de criticar aspectos estéticos, pero en el caso del Galaxy S5, no lo dudaron: Todos esperaban un smartphone de metal, y Samsung respondió con otro diseño de plástico, aplicando un patrón perforado en la parte posterior que nos hace pensar una galleta. El resto de la historia se dirá a partir de abril, pero si ya tienes un S4, tal vez no encuentres mucho que te haga dar el salto al Galaxy S5.
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