El botón “Me gusta” es una pieza esencial en el ecosistema de Facebook, pero el usuario no imagina el complejo mecanismo que se activa cada vez que indica su gusto por algo. Recientemente, Mat Honan de Wired decidió hacer un experimento: Dar Me gusta a todo lo que se encontró por el camino. El resultado, fue mucho más perturbador de lo que pensamos…
El hecho de que el botón “No me gusta” brille por su ausencia en Facebook establece claramente cuál es el espíritu que Zuckerberg y compañía quieren en la red social. Al mismo tiempo, los Me gusta no son anónimos, y si existiera su versión negativa, las peleas digitales se multiplicarían, con la primera munición disparada siendo “¿por qué no te gustó?”. Sin embargo, un Me gusta puede causar tantos problemas como un rechazo. No porque coloque al usuario en conflicto directo con alguien más, sino porque cada Me gusta tiene el potencial de cambiar drásticamente la experiencia en Facebook. Después de todo, tanto Facebook como otras marcas necesitan saber qué es lo que te gusta, y así ofrecerte algo interesante para consumir. Mat Honan de Wired tomó la decisión de poner a prueba al botón Me gusta y a todo lo que activa en segundo plano, de la siguiente manera: Por un plazo de 48 horas, le dio Me gusta a todo lo que vio.
La única excepción en el experimento fue cuando se cruzó con el mensaje de un amigo que hablaba sobre la muerte de un pariente. En cuanto al resto, básicamente no dejó títere con cabeza. Su maratón de Me gusta comenzó con LivingSocial, para luego verse forzado a escapar del eterno bucle en que Facebook arroja a los usuarios con sus Historias recomendadas. The New York Times, Amazon, la cadena de tiendas Kohl’s… el Me gusta se había convertido en una ametralladora, y todos los bots, algoritmos y duendes encadenados de Facebook salieron a responder. Sólo le tomó una hora a Honan para que su sección de noticias eliminara toda presencia humana, reemplazando las publicaciones con mensajes y anuncios provenientes de marcas.
Pero la historia no se termina allí, y mucho menos en un lugar como Facebook. La idea no es solamente “tener amigos” en la red social, sino “compartir contenido” con ellos… aún si no lo haces voluntariamente. Durante la primera noche del experimento, Honan recibió un mensaje de uno de los editores de Wired, en el que le preguntaba si alguien le había hackeado la cuenta, y varios amigos le comentaron algo similar. Al parecer, Facebook decidió que era una excelente idea compartir en los feeds de noticias de sus amigos todo a lo que Honan le había puesto Me gusta. En un caso, el reemplazo de noticias por los Me gusta fue de un 70 por ciento. Como si eso fuera poco, alguien de Facebook trató de comunicarse con él para ponerlo en contacto con el departamento de Relaciones Públicas, debido a su inusual actividad. En resumen, si todo te gusta en Facebook, corres el riesgo de convertir a la red social en un lugar espantoso.
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