En el pasado nos hemos cruzado con proyectos que buscaban volver a fabricar películas para cámaras instantáneas clásicas, y algunos de ellos han tenido un éxito considerable. Esto abre un amplio abanico de posibilidades en un mundo naturalmente rico como es el de la fotografía, pero ahora es la propia Polaroid la que decidió explorar el valor de la nostalgia con un nuevo producto. La cámara se llama Snap, y tiene la particularidad de no usar tinta cuando imprime sus fotos instantáneas.
Hasta hace unos pocos años, la fotografía demandaba una habilidad superior por la simple razón de que no era tan «descartable» como lo es ahora. Hoy, si un cuadro no sale como lo queremos, basta con repetir el disparo hasta estar satisfechos. Por supuesto, un trabajo profesional con las herramientas actuales arroja resultados extraordinarios en comparación con el frenético «point and shoot» de smartphones y cámaras compactas, pero debemos reconocer que las cámaras modernas «hacen más» que sus hermanas antiguas. Una posible excepción eran las cámaras instantáneas, con la gente de Polaroid a la cabeza. A nadie le gustaba desperdiciar una fotografía, sin embargo, el efecto «instantáneo» era lo suficientemente valioso como para compensar cualquier molestia. Polaroid concluyó oficialmente la producción de películas instantáneas en 2008, pero el vacío nunca se manifestó del todo. Tanto Fujifilm como la gente del Impossible Project siguieron fabricando películas compatibles, y la nueva Polaroid «post-bancarrota» hizo lo mismo para su cámara Pic-300.
La última novedad de Polaroid es la Snap, una cámara instantánea basada en la tecnología Zero Ink que la compañía ya comercializa en productos como la cámara Z2300 y la impresora ZIP Instant. La diferencia es que la cámara Snap posee un diseño mucho más compacto, minimalista, y sin dudas atractivo. La tecnología Zero Ink trabaja con la ayuda de una película especial que posee cristales magenta, cian y amarillo. La impresora integrada a la cámara utiliza calor para activar a esos cristales, y en menos de un minuto, la copia física de la fotografía (con un tamaño de 5.08 por 7.62 centímetros) estará lista. La Snap no tiene controles digitales, ni pantalla LCD como «viewfinder». A decir verdad, ese no es el mensaje que busca transmitir. Uno de los objetivos de la Snap es revalorizar a la fotografía con una experiencia más tradicional, aunque obviamente sin sacrificar demasiado.
Aquellos que no estén interesados en la fotografía instantánea, no tienen de qué preocuparse: La Polaroid Snap posee una ranura microSD, y un conector micro USB para transferencia y descarga como cualquier otra cámara digital. La resolución máxima de es de diez megapíxeles, nada extraordinario si la comparamos con otros productos, pero definitivamente mejor que la lente en un smartphone promedio. El precio oficial para la Snap es de 99 dólares, y estará disponible más cerca de fin de año.
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