Cuando el ayuntamiento de Munich anunció que abandonaría las filas de Microsoft para implementar una nueva plataforma Linux, la comunidad open source vio a esta ciudad como una pionera, y un modelo a seguir. Once años después, de lo único que se habla es de regresar al refugio de Redmond. Al parecer, las quejas de los usuarios y los costos de soporte aumentaron, por lo que se formará un “comité de expertos” para evaluar la situación.
El nombre oficial de la distro es LiMux. El plan de migración fue sometido a votación en 2003, pero la primera versión vio la luz en 2006, después de algunas demoras. El proyecto demandó siete años adicionales de trabajo, y desplegó a este nuevo sistema operativo (junto a otros programas como OpenOffice) sobre 15 mil ordenadores municipales. Los reportes publicados en noviembre de 2012 indicaron que la ausencia de licencias tradicionales le permitió a la ciudad ahorrar más de once millones de euros, y fue en diciembre del año pasado cuando el ayuntamiento declaró “completada y exitosa” a esta iniciativa open source. La necesidad de Munich en aquel momento era muy clara. Sus sistemas estaban basados en Windows NT 4, y la pérdida de soporte entre junio y diciembre de 2004 habría ahogado a la ciudad en gastos adicionales para renovar tanto licencias como equipos.
Sin embargo, hoy LiMux es fuente de una disputa. A pesar del 80 por ciento de adopción que registra LiMux en los entornos municipales, la mayoría de los trabajadores está “sufriendo” al sistema operativo en vez de usarlo, de acuerdo al teniente de alcalde (léase subdelegado o viceintendente) Josef Schmid del partido Christlich-Soziale Union. La ciudad está a punto de formar un grupo de evaluación independiente, y si la conclusión de ese grupo es un regreso a las soluciones de Microsoft, Schmid anticipa que no será algo imposible de hacer. Schimd reduce sus declaraciones a dos razones. La primera de ellas es la compatibilidad. Aparentemente, el resto de Alemania continúa utilizando productos Microsoft, y los archivos generados por el software open source en Munich están dando problemas. La segunda es el costo de soporte. Debido al desarrollo personalizado de software y mayores peticiones de asistencia, se ha instalado la idea de que el salto a Linux resultó mucho más caro de lo que imaginaban.
Un detalle curioso es que las opiniones de Schmid están en línea con aquellas del alcalde Dieter Reiter, perteneciente al Partido Socialdemócrata de Alemania, y que gobierna con el CSU bajo una coalición. En el pasado, Reiter expresó algunas quejas porque el departamento técnico demoró “varias semanas” en instalar un servicio de correo electrónico para recibirlo en su smartphone, y que el software open source está “atrasado” frente a los equivalentes de Microsoft. El hecho de que los dos principales políticos de Munich en este momento tengan una postura en contra de las soluciones open source ha generado muchas críticas. El Consejo Municipal culpa al gobierno de coalición de querer usar al proyecto LiMux como un chivo expiatorio, y recuerda los millones de euros que se ahorraron en licencias. A esto se suma la visión de Karl-Heinz Schneider, jefe de los servicios IT municipales, quien dijo no estar al tanto de reclamos específicos. Y también hay humo en la cocina. ¿Por qué? Porque Microsoft mudará su cuartel general alemán a Munich en 2016, y el alcalde Reiter fue una pieza clave en el acuerdo. La opinión está muy dividida. ¿Tú qué piensas?
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