La música es asociada a cada momento con todo tipo de sensaciones. Desde lo motivacional hasta lo deprimente, pasando por lo melancólico y lo «eléctrico» (léase «esas ganas de bailar incontrolables»), es evidente que existe una conexión psicológica, pero en la Universidad del Sur de California creen que hay un vínculo más directo entre los centros de procesamiento acústico y emocional en nuestro cerebro. En otras palabras, decidieron escanear los cerebros de 20 participantes para entender por qué cierta música provoca escalofríos al escucharla.
Vamos a arrojar sobre la mesa ejemplos sencillos: Escuchar «Princes of the Universe» seguido por «Who Wants to Live Forever» te harán pasar de una sensación de indestructibilidad a una tristeza casi inmediata. Al mismo tiempo, nadie puede negar el poder motivador de temas como «Eye of the Tiger» o «Burning Heart». Pero también existe el detalle de que estas canciones son fácilmente asociadas a imágenes poderosas, gracias a las películas en las que aparecieron..
En la mayoría de los casos, esas imágenes no están allí (más allá de cualquier vídeo oficial) y aún así hay temas que provocan escalofríos. ¿Qué es lo que nos pasa en ese momento? ¿Por qué el cuerpo reacciona de esa forma a un estímulo acústico? Matthew Sachs de la Universidad del Sur de California, con la ayuda de la Universidad de Harvard y la Universidad Wesleyana de Connecticut, decidió averiguarlo.
Más de 200 personas participaron del cuestionario en línea, y a partir de allí, los responsables del estudio redujeron el total a 20, formando dos grupos de diez integrantes: «Chill» y «No Chill». Antes de escanear sus cerebros, los veinte participantes ingresaron al laboratorio con sus listas de reproducción personales, a las que consideraban como las más placenteras para ellos. Combinando esos temas con otros utilizados a modo de referencia, se descubrió que apenas la mitad sintió los famosos escalofríos.
El siguiente paso fue un monitoreo cerebral a través de imágenes de resonancia magnética con tensores de difusión, lo que permite visualizar qué tan conectadas están las diferentes regiones del cerebro, y la calidad de la comunicación neural entre ellas. Gracias a este proceso, se descubrió que aquellos participantes con escalofríos tienen una mayor cantidad de conexiones nerviosas entre la corteza auditiva primaria, y otras dos regiones, la corteza insular anterior (que procesa los sentimientos) y la corteza prefrontal medial, a la que muchos expertos ven como un «monitor de emociones».
¿Por qué genera tanto interés esto? Sachs explica que los escalofríos son una respuesta al frío, y no tiene sentido (en un principio) que la música provoque algo similar. Si bien el estudio logró detectar estas diferencias de conectividad nerviosa, Sachs agrega que sería muy difícil establecer si se adquieren con el tiempo, o si es una «condición natural». Ahora, tampoco podemos ignorar el hecho de que el grupo de participantes fue relativamente pequeño, y sólo el 50 por ciento reveló actividad adicional. Es un interesante indicador, pero nada que podamos llamar concluyente al final del día.
One Comment
Leave a Reply