Un camionero sueco perdió parte de su brazo derecho en el año 2003. Once años después, lo ha recuperado. No es de carne y hueso, ni tampoco puede sentir con él (por ahora). Pero no termina en un gancho, o en una mano falsa de madera. El brazo funciona a la perfección, y lo controla con su propia mente. Fue desarrollado en la Universidad Chalmers de Tecnología, y probablemente sea el ejemplo más avanzado de integración entre hombre y máquina hasta ahora.
El hecho de que algunas personas acusen a los usuarios de Google Glass de ser “cyborgs” causa un poco de gracia cuando nos encontramos con desarrollos de esta clase. Entiendo que una relación más estrecha entre una persona y un dispositivo puede generar todo tipo de dudas (en especial cuando están vinculadas a la privacidad de los demás), sin embargo, hay ocasiones en las que dicha relación es netamente positiva. Tomemos el caso de Magnus, un camionero que vive en el norte de Suecia. En el año 2003, Magnus sufrió una fractura en su brazo derecho, y durante la operación los médicos descubrieron un tumor maligno, lo que provocó la amputación por arriba de su codo. A comienzos de 2013, Magnus recibió una prótesis para su brazo… pero no cualquier prótesis.
De acuerdo al estudio publicado por la Universidad Chalmers de Tecnología en Gotemburgo, la prótesis está basada en un sistema de “oseointegración humano-máquina”. Esto quiere decir que el punto principal de conexión para la prótesis es instalado directamente en el hueso, sirviendo así como base para el resto del dispositivo. El sistema también contempla la instalación de electrodos neuromusculares, mucho más precisos que los electrodos superficiales, y resistentes al “ruido” proveniente de otras partes del cuerpo al moverse, como por ejemplo el hombro. Max Ortiz Catalán, ingeniero biomédico en la universidad, explica que esta es la primera implementación con éxito de neurocontrol utilizando electrodos implantados fuera del laboratorio.
Con su prótesis avanzada, Magnus puede manipular objetos y herramientas eléctricas, tomar una copa de vidrio o un huevo sin romperlo, y hasta atrapar cosas en el aire. Lo único que se encuentra fuera de su alcance es recoger objetos muy pesados, pero incluso ha sido capaz de conducir una moto de nieve para ir a pescar. Otro detalle que nos llama mucho la atención sobre esta prótesis, es que los expertos se encuentran trabajando sobre una interfaz bidireccional, de forma tal que la información no sólo vaya del cerebro al brazo, sino también en la otra dirección. Por ahora, Magnus sólo tiene acceso a esa interfaz en el laboratorio, pero es cuestión de tiempo para que se rompa dicha cadena. Ortiz Catalán agregó que están tratando de iniciar nuevos estudios con grupos más numerosos de pacientes, y que si todo sale bien, la tecnología debería salir de Suecia en dos años.
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