Cuando vemos por primera vez la belleza de las criaturas de Theo Jansen desplazándose por la arena, descubrimos de inmediato que el trabajo de este ingeniero, científico y artista tiene algo muy especial.Hemos publicado muchos artículos sobre robots. Casi todos ellos referidos a robot basados en la electrónica (aunque hubo uno impulsado por vapor). El que le mostramos hoy esta construido básicamente con cañas, y no tiene ni un solo circuito electrónico.
A pesar de que el holandés Theo Jansen ha dedicado sus últimos 15 años completamente a crear una nueva forma de vida, solo se ha convertido en un artista masivo en los últimos dos o tres. Sus increíbles “Strandbeest” (bestias de la playa) parecen seres orgánicas, y no es difícil confundirlos desde lejos con inmensos insectos o esqueletos de alguna raza extraterrestre. Sin embargo, son maquinas simples pero muy ingeniosas, hechas a partir de materiales obtenidos de la sociedad actual: tubos de plástico flexible, cinta adhesiva, botellas plásticas.
Lo más llamativo es que Jansen no utiliza motores, sensores o cualquier otra clase de tecnología avanzada para que sus criaturas cobren vida. Se mueven gracias a la fuerza del viento y a la arena mojada que abundan en las costas holandesas.
En la última década del siglo pasado, su obra pudo parecer tosca, en comparación con el boom de criaturas electrónicas que realizaban sus pares en el campo del arte robótico. Hoy, en una época marcada por el cambio climático y la búsqueda de energías limpias y renovables, sus estrategias de diseño resultan más relevantes que nunca. Esto explica por que su obra durante más de una década ha permanecido en la oscuridad y sólo recientemente ha sido redescubierto por la comunidad artística internacional.
Las Strandbeest de Jansen nacen como una simulación en de un ordenador, como formas de vida artificial compitiendo entre sí. Jansen las construye tridimensionalmente utilizando básicamente tubos flexibles y ligeros, hilos de nylon y cinta adhesiva. Cada nueva “generación” de criaturas toma lo mas eficiente de la anterior y lo incorpora, en una foma de evolucion darwinina. A través de este proceso las criaturas se vuelven cada vez más capaces, desarrollando nuevas “habilidades”. Uno de ellos, al que Jansen llama “Animaris Sabulosa”, hunde su nariz en la arena para anclarse si el viento es demasiado fuerte para permanecer en pie.
Actualmente Jansen trabaja en la séptima generación de criaturas de la playa. Sus últimas creaciones tienen capacidad para transportar pasajeros en su interior, y pesan hasta dos toneladas, como el “Animaris Rhinozeros” que ilustra este articulo. Es manejado por una sola persona, y posee un ingenioso sistema de impulsión basado en aire comprimido almacenado en botellas de refrescos.
Jensen es un artista que tras abandonar sus estudios de física, comenzó su carrera como pintor en los 70s. Más tarde se interesó en áreas como la aeronáutica y la robótica. Ha construido incluso una “máquina de pintar”, un robot que traza graffitis sobre una pared.
Su sueño es que algún día sus Strandbeest puedan evolucionar sin su intervención y continúen sus vidas como cualquier otro organismo, sometidas a los ciclos de la naturaleza.
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