Las impresoras 3D están abandonando el terreno de la ciencia ficción para volverse parte de nuestra realidad cotidiana. Sin embargo lo que las firmas Dus Architects y Winsun están haciendo está transcendiendo todo lo que habíamos visto lograr a una impresora 3D: la construcción de una casa.
Las impresoras 3D están abandonando el terreno de la ciencia ficción para volverse parte de nuestra realidad cotidiana. Estas impresoras funcionan fundiendo plástico para crear formas en tres dimensiones y hasta ahora se han usado en fábricas para hacer prototipos y maquetas, aunque actualmente valen menos de mil dólares y muchas universidades y hasta estudiantes de arquitectura las compran como una herramienta más para su trabajo. Sin embargo lo que se está haciendo en Amsterdam en estos días está transcendiendo todo lo que habíamos visto lograr a una impresora 3D.
La firma Dus Architects está construyendo una casa de trece habitaciones con una versión grande tipo plotter de las mismas impresoras 3D llamado KamerMaker (Room Maker) que se usan en educación e industria. Las partes pueden tener hasta tres metros de alto y la absoluta precisión de la impresora hace que se puedan encastrar para luego rellenar la forma con hormigón. El material actual es una mezcla de bio-plástico, usualmente utilizado como un adhesivo industrial, que contiene un 75% de aceite vegetal y reforzado con microfibras. También han producido pruebas con un plástico transparente y una mezcla de fibra de madera, que más tarde puede ser aserrado y lijado.
Los ahorros son increíbles ya que la casa se puede construir con plástico reciclado, cuartos adicionales se pueden ensamblar y hasta mover con total libertad. Para este primer modelo de la casa impresa los arquitectos han tomado la inspiración de la tradicional casa-canal holandesa, resultando un fenómeno internacional que hasta el mismo presidente de Estados Unidos visitó el laboratorio el mes pasado. Pero eso no es todo ya que en China, la compañía Winsun puede imprimir diez casas ecológicas en veinticuatro horas. El desarrollo es similar al de la firma Dus Architects ya que en lugar de utilizar ladrillos y mortero, las casas impresas de Winsun están hechas de residuos de construcción y cemento, estableciendo una capa a la vez.
Mientras que las paredes y la estructura del edificio están impresas el techo es el único inconveniente debido a cuestiones tecnológicas, por lo que aún se sigue usando la mano de obra de los obreros. La producción de cada casa impresa de Winsun cuesta cuatro mil ochocientos dólares y se pueden imprimir en masa. El diseño es simple y espacioso por dentro, ideal para poner oficinas. Una muy buena iniciativa por ambas compañías ya que son económicas y se elimina el costo de transporte y deshechos. ¿Será este el futuro de los hogares de bajo costo?