Ilusiones ópticas: ¿Simples dudas, o filosofía profunda?

Una frase famosa dice que los ojos son la ventana del alma. Otros hablan de una puerta, e incluso de un reflejo. ¿Pero qué pasa con esa alma cuando los ojos por los que supuestamente se asoma no son del todo confiables? Percepciones que no son tales, trucos que ponen en jaque a la razón. ¿Por qué vemos una cosa cuando «en realidad» es otra? El trabajo de Samm Hodges llamado «Ilusiones» explora una parte de este conflicto, y como era de esperarse, nos deja con más preguntas que respuestas…

Mientras escribo estas líneas no necesito mirar al teclado. Años enteros frente al ordenador me han permitido adaptarme a diferentes formatos, caracteres extraños, teclas más grandes, más pequeñas, ausentes y de sobra. No fui a ninguna academia o escuela. No utilizo todos los dedos, pero la velocidad que poseo es suficiente para trabajar. Y aún así, hay ocasiones en las que bajo la vista y quedo petrificado. ¿Qué sucede? «Memoria muscular», susurra la ciencia. Aprendizaje motriz, asimilación a través de repetición. Escribir con un teclado, tocar un instrumento, andar en bicicleta, e incluso resolver un cubo de Rubik son actividades que se ven alcanzadas por este mecanismo. Pero al usar mis ojos, el teclado se volvió un desconocido. La relación cerebro-músculo puede alcanzar un nivel de precisión impresionante, mientras que la relación cerebro-ojos nos hace caer en toda clase de trampas.

Por supuesto, los cerebros son diferentes, y lo que engaña o afecta a una persona puede ser irrelevante para otra. Gran ejemplo de esto son las ilusiones ópticas. Algunas simplemente no funcionan… y otras funcionan demasiado bien. Siembran una semilla de duda en nosotros, que se alimenta con una pizca de curiosidad, y otra de irritación. Esto nos hace volver a la pregunta: ¿Qué está pasando? El maravilloso trabajo de Samm Hodges conocido como «Ilusiones» nos da una sólida referencia. El vídeo comienza con una bailarina girando. ¿En qué dirección lo hace? Tus ojos y tu cerebro entran en acción, brindando una respuesta… la cual está errada. De acuerdo al narrador, la ilusión está compuesta por dos verdades perfectamente válidas, pero no podemos ver a ambas. Nuestro cerebro escogerá una, y se fijará en ella.

El corto también destaca el poder detrás de algunas ilusiones. Algunas mantienen su efecto incluso después de haber sido explicadas, pulverizadas. Otras, las descartamos de modo tal que ni siquiera parecen ilusiones en primer lugar. Es nuestra percepción, intentando poner orden, aunque cargando con la inevitable verdad de que no nos dice todo. Podemos sentirnos sanos y fuertes, pero el vídeo arroja otra daga: Nos estamos deshaciendo, día tras día, capa tras capa. Lamentablemente, la versión de «Ilusiones» que se encuentra en YouTube no posee subtítulos, pero la gente de Next Door Publishers (enlace más abajo), tiene un corte especial traducido, cuyo embed no fue posible integrar aquí por cuestiones técnicas equivalentes a una guerra robótica con el Japón (?). Se supone que «Ilusiones» es la primera parte de ocho, pero dos años después de su lanzamiento, es el único corto de su tipo. Creo que entendimos el mensaje…