Ariel Palazzesi
Como si ya fuese poco trabajo convencer a tus padres de que necesitas comprar la ultima consola que ha salido al mercado, Greenpeace las acusa de ser “toxicas”. Efectivamente, según la organización ecologista, que contienen químicos que podrían afectar la memoria y el desarrollo sexual.
Hasta ahora, Greenpeace se había acusado a algunas empresas de ser poco amigables con el medio ambiente, sobre todo por el problema que supone la eliminación de la chatarra electrónica o el empleo de agentes químicos muy tóxicos en los procesos de fabricación.
Ahora, la conocida organización verde carga contra las consolas de videojuegos. Casi todos los modelos famosos han sido analizados en profundidad por los expertos de Greenpeace, y han llegado a la conclusión de que constituyen una "amenaza tóxica," ya que algunos de los químicos que se emplean en su fabricación podrían afectar la memoria y (¡argh!) el desarrollo sexual.
Las consolas Playstation 3 (Sony), Wii (Nintendo) y Xbox 360 (Microsoft) contienen materiales tales como el policloruro de vinilo, ftalatos, berilio y bromo. "La tecnología disponible permite a los fabricantes excluir los tóxicos peligrosos de sus diseños y producir consolas de juego más limpias," puede leerse en un reporte que Greenpeace publicó esta semana en su sitio en Internet.
Según el informe, las empresas mencionadas no tienen motivos para emplear estos químicos en sus procesos industriales. “No hay excusas para jugar sucio," agregaron. Por supuesto, los voceros de Sony, Nintendo y Microsoft ya se encargaron de aclarar que todos sus productos cumplen con todas las normativas ambientales.
Nuestros productos "exceden los criterios y normas que apuntan a reducir el impacto ambiental de los electrónicos de consumo,” aseguran en Microsoft. “Sony garantiza en todo el mundo un manejo consistente de sustancias químicas en sus partes y materiales," aclaró Sony Computer Entertainment Inc en un comunicado. Por su parte, Nintendo se limito a decir que “sólo vendemos productos que han aprobado los estrictos criterios de cada país."
La polémica ha comenzado. Solo el tiempo dirá si Greenpeace exagera, o si efectivamente las empresas, en su afán de bajar costos, utilizan químicos tóxicos en sus productos.
