Muchos inventos no pueden ser rastreados hasta su creador. El paso del tiempo, combinando con nuevas revisiones y una buena dosis de popularidad hacen de la tarea algo prácticamente imposible. Sin embargo, ese no es el caso de los videojuegos. Ralph H. Baer fue el primer eslabón de la cadena, aquel que lo inició todo. Lamentablemente, el pasado sábado recibimos la noticia de su fallecimiento.
Ralph H. Baer nació el 8 de marzo de 1922. Técnicamente alemán de nacimiento, Baer tuvo una vida difícil debido a su origen judío, y tanto él como sus padres lograron escapar del país dos meses antes de la terrible Noche de los Cristales Rotos. Al otro lado del charco, en 1940 se graduó como técnico de radios en la NRI, se unió al esfuerzo bélico estadounidense en el ‘43, y antes de terminar la década se graduó en el Instituto de Tecnología de Televisión Americana, con un título de Ingeniería en Televisión. Eso básicamente convirtió a la tecnología en su compañera permanente. No fue sino hasta la década del ‘50 que pensó en la idea de “jugar” con el televisor, aunque comenzó a desarrollar el concepto en 1966 (tuvo que esperar once años para convencer a sus empleadores), y dos años más tarde presentó a su prototipo funcional, conocido históricamente como “Brown Box”.
Dos controles, dos paletas, y una pelota en la pantalla fue todo lo que se necesitó para revolucionar por completo el entretenimiento hogareño. Tres años después, Magnavox adquirió la licencia de la Brown Box, y en apenas un año se transformaría en la Magnavox Odyssey, la primera consola comercial de videojuegos destinada al hogar. A partir de allí, se inició una larga serie de batallas legales contra Nolan Bushnell, Atari y otras compañías. Incluso Nintendo trató de invalidar en la corte las patentes de Baer, pero no lo logró. Por suerte, Baer prefirió seguir inventando cosas a vivir de los litigios como hacen muchas empresas hoy. Entre 1978 y 1979, Baer creó al popular juego Simon, su secuela Super Simon, y Maniac, aunque este último no generó el mismo impacto.
Los dos máximos reconocimientos a la carrera de Ralph Baer llegaron en 2006, cuando recibió del presidente George W. Bush la Medalla Nacional de Tecnología, y en 2010, cuando fue introducido oficialmente al Salón de la Fama de Inventores Nacionales, a cargo del Departamento de Comercio estadounidense. Ralph Baer pasó a la inmortalidad el último sábado. Tenía 92 años. Nos ha dejado otro pionero, un verdadero adelantado a su época que vio a la tecnología televisiva no como una moda cara, sino como algo con un potencial gigantesco. Muchos de nosotros tuvimos nuestro primer contacto con los videojuegos a través de una consola hogareña, y todos esos diseños estuvieron inspirados en la Brown Box. Hasta siempre, Ralph H. Baer. Estamos en deuda.
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