No es novedad que a muchos no nos gusta trabajar. Así que hoy, como otro servicio más al lector, les presentamos el resultado de unos estudios que muestran cuál es la mejor forma de pedir dinero para tener las mejores probabilidades de éxito. ¿Me das cien dólares? ¿No? Bueno, dame lo que puedas, ¡cada céntimo ayuda!
*Atención: esta es la sección troll de NeoTeo. Después no digas que no te avisamos.
Son muchos los autores que, a través de los años, han investigado la mejor manera de pedir dinero. Y no hablamos de pedir prestado. Todo comenzó con el famoso estudio pionero de Cialdini y Schroeder, “On the Social Psychology of Giving: Door-In-The-Face and When Even a Penny Helps”. Durante varios días, cuatro voluntarios pidieron por la calle dinero para caridad. Para esto usaron cuatro fórmulas diferentes:
- La fórmula básica:
“(…) ¿Quisiera ayudar con una donación?”
- La técnica de “Puerta en la cara”, que es la de pedir mucho para luego bajar las pretensiones:
“(…) ¿Quisiera aportar 3 dólares por mes durante un año? ¿No? OK, ¿Quisiera ayudar ahora con una donación?
- La fórmula básica, pero agregando al final la frase: “Hasta un céntimo ayuda”.
- La técnica de la puerta, agregando la misma frase del céntimo al final.
La técnica de la “Puerta en la cara” ya es conocida. Está basada en la noción sencilla de que es más fácil alcanzar un objetivo si antes se realiza un pedido extremo. Este movimiento de un pedido extremo a otro mucho menor puede ser visto por la otra persona como una concesión, y en muchos casos funciona la regla de reciprocidad social de que “deberían hacerse concesiones con aquellos que nos hacen concesiones a nosotros”.
Pero lo que más curiosidad generó en los investigadores, y que fue ampliamente estudiado en análisis subsiguientes fue la frase “Hasta un céntimo ayuda”. En todos los casos, agregar esta oración en la pregunta casi duplicó la cantidad de personas que estuvieron dispuestas a aportar dinero:
Los análisis posteriores ensayaron distintas explicaciones para esto, como por ejemplo que, si alguien usa esa frase, debería realmente de estar necesitando dinero. También, al agregar esa información al pedido, se está generando una mayor cercanía con la otra persona al crear un diálogo. Esta fórmula se replicó en estudios posteriores y funcionó también con modificaciones sencillas, como “Hasta un dólar ayuda”, o “ya hemos recibido dinero, incluso céntimos”.
Muchos otros estudios siguieron a este, hasta desembocar en un paper que juntó toda esta información: La legitimación del efecto céntimo, de Andrews, Carpenter, Shaw y Boster, que no hace más que corroborar esta información.
Así que ya lo sabes: acércate a un amigo, pídele dinero y luego agrega la frase mágica de tu elección… Aunque, pensándolo bien, estamos entrando en el terreno de la desagradable manipulación propia de los publicistas, políticos y medios de prensa. Así que, mejor, no lo hagas…
¿Tú qué piensas? ¡Hasta el próximo To bit!
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