Adornos. Repuestos. Prótesis. Implantes. Comida. Órganos. Casas. Vehículos. Instrumentos. La versatilidad de la impresión 3D está alcanzando niveles escalofriantes. Los fabricantes no paran de eliminar bordes filosos, y honestamente no podemos visualizar un techo para esta tecnología. ¿Qué aparece ahora en la lista? Ropa. Los responsables de la impresora Electroloom prometen faldas, camisetas, gorras, y hasta vestidos para niñas, sin necesidad de coser tras la impresión.
El ser humano ha logrado crear vestimentas de todo tipo. Por otro lado, también se acostumbró a descartar sus prendas tan rápido como las crea, un detalle que podemos apreciar en este excelente vídeo sobre el reciclaje de tela en la India. La máquina de consumir que es Occidente permitió el desarrollo de aspectos muy negativos como los talleres clandestinos, que han tocado en mayor o menor medida a muchas marcas de supuesta «buena reputación». Toda persona con la habilidad suficiente puede salir de este círculo vicioso y hacer su propia ropa, pero ahí está el problema. Es ese factor llamado «habilidad» lo que limita a la mayoría. Un zapatero tradicional no obtuvo su conocimiento de un libro, sino a través de décadas combinando pruebas, errores, y éxitos. Las máquinas trajeron precisión y producción en masa, pero aún así, hay que saber operarlas. Y ahora, llegamos a la impresión 3D. En el pasado hemos explorado la posibilidad de imprimir nuestro propio calzado. Tal vez sea turno de hacer lo mismo con la ropa en general.
El nombre oficial del proyecto es Electroloom. En términos sencillos, el trabajo de Electroloom comienza como cualquier otra impresora 3D, o sea, con un modelo CAD de la prenda a reproducir. La diferencia es que ese modelo CAD debe ser convertido en un molde físico, que va colocado en el interior de la impresora. Finalmente, la Electroloom comienza el proceso de impresión en sí, utilizando una solución especial que se esparce sobre el molde con la ayuda de un campo eléctrico (electrospinning). Al entrar en contacto con el molde, las microfibras extraídas del líquido se unen, formando una tela continua y resistente, sin costuras ni brechas en la superficie. Faldas, camisetas de tirantes (léase «musculosas») y vestidos para niñas son las primeras tres prendas que Electroloom puede reproducir.
Tal y como era de esperarse, para continuar con el desarrollo de la impresora Electroloom, sus responsables decidieron buscar financiación en el mundo de crowdfunding. La campaña en Kickstarter tiene una meta de 50 mil dólares, y con dos semanas por delante, se encuentran a pocos miles de alcanzarla. Las recompensas para los participantes se dividen en pequeñas muestras de tela (30 dólares), camisetas y faldas (100 dólares), pero la edición alfa de la Electroloom cuesta exactamente 4.500 dólares. Si todo va bien, la entrega de las impresoras se realizará en marzo de 2016. Electroloom nos transmite la sensación de querer democratizar el diseño y la fabricación de ropa. No hay dudas de que la tecnología involucrada está dando sus primeros pasos, pero la impresión 3D en general comenzó del mismo modo, y aún no podemos creer lo lejos que ha llegado.
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