61 años después de haber sido condenado, ridiculizado, aislado y torturado por su preferencia sexual, tal vez Alan Turing pueda encontrar un poco de paz. El pasado 24 de diciembre entró en vigencia un perdón oficial otorgado por la Reina Isabel II bajo la llamada Real Prerrogativa de Misericordia, tras una petición formal del Ministro de Justicia británico, Chris Grayling.
Matemático, científico, uno de los pioneros en la ciencia de la computación. Eso sería suficiente para darle amplios reconocimientos, pero Alan Turing fue más allá. Su nombre se asocia automáticamente a la ruptura del código Enigma utilizado por la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra. Muchos no dudaron en llamarlo héroe, pero su vida cambió para mal en enero de 1952. Turing era homosexual, y bajo el Acta de Ley Criminal de 1885, fue sometido a juicio dos meses después, y declarado culpable por “indecencia grave”. La “alternativa” que se le ofreció a Turing para evitar la prisión fue la castración química, a la que se sometió durante un año, y que además de provocar impotencia también le causó ginecomastia. El retiro de sus privilegios de seguridad, los impedimentos para continuar con su trabajo, las restricciones en sus viajes y la inevitable paranoia que surgió al vincular la homosexualidad con el espionaje comunista, se sumaron a su maltrato. El 8 de junio de 1954, Turing fue encontrado muerto. La causa se catalogó como suicidio, después de que se detectara la ingesta de cianuro.
Los honores que ha recibido Alan Turing son numerosos, pero faltaba algo más: Un perdón oficial. La iniciativa comenzó en 2009, año en el que el mismo Gordon Brown se disculpó públicamente y consideró el trato al matemático como “espantoso”. En 2011 se reunieron 37 mil firmas pidiendo este perdón oficial, pero el entonces Ministro de Justicia Tom McNally derribó la petición al decir que un perdón no era “apropiado” ya que Turing había sido “correctamente juzgado” por las leyes vigentes de aquel entonces. Una nueva petición fue presentada ante la Cámara de los Lores, de la que salió exitosamente, pero su segunda lectura en la Cámara de los Comunes se llevaría a cabo en febrero de 2014. Sin embargo, la intervención de la Reina Isabel II con su firma de la Real Prerrogativa de Misericordia hizo el perdón oficial para Alan Turing efectivo e inmediato el pasado 24 de diciembre.
Entiendo que el perdón oficial se ha buscado por años, pero el papel, la tinta y los sellos no sirven para borrar las atrocidades cometidas contra Alan Turing. Más de 50 mil hombres fueron juzgados y condenados del mismo modo que él. Se especula que un perdón general a estos hombres, de los cuales varios aún están con vida, llevaría a compensaciones monetarias. En lo personal, que así sea. Las libras esterlinas no van a traer a Turing de regreso ni eliminar la humillación, sin embargo, espero que esta situación sea el principio de más perdones, más compensaciones, y más investigaciones.
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