Hubo un tiempo en el que usábamos internet y correo electrónico, en donde todo era sencillo y no requería de horas y horas de nuestro tiempo. Pero la vida ya no no es tan simple. Ahora existen las redes sociales.
¿Cuántas horas al día pasa una persona promedio en Facebook y sitios similares? Según comentábamos en esta nota, el promedio es 22% del tiempo, y en aumento. Lo cierto es que todo parece confluir en ese mundo virtual, de forma tal que, si no está allí, no existe. Y las redes sociales, con Facebook a la cabeza, no parecen ser una mejora en la comunicación a través de la red, sino todo lo contrario. Una especie de downgrade.
Por ejemplo, hubo una época en la que se usaba algo llamado “Correo electrónico”. Cuando nos teníamos que comunicar con una persona, esta nos daba su dirección de correo y ¡voilà! Conexión directa. Ahora, no. El procedimiento es más o menos así: “No uso el email. Búscame en Facebook por mi nombre, José Pérez”. Pero resulta que nos encontramos con que hay 13.275 “Josés Pérez” en la red social, por no hablar de los perfiles falsos. Cada vez con más frecuencia, me encuentro con los ojos cruzados mirando perfiles, intentando descubrir la ubicación geográfica, o las fotitos de los perfiles, recordando rostros, para ver si efectivamente se trata de la persona con la que quedé en contactarme. El email es unívoco. Facebook, no. (Salvo que exista alguna nueva función que lo haya simplificado; en ese caso agradeceré información).
Después, las páginas de Facebook merecen un párrafo aparte. Tomemos un ejemplo cercano: para los que no están al tanto, además de dedicarme a la actividad científica y editorial soy músico desde hace muchos años. Actualmente tengo un grupo de pop/rock y estamos estrenando un nuevo disco editado por Warner.
Esto de las páginas viene a cuento porque, hoy en día, promocionar un producto, servicio, o, como en este caso, una actividad artística, es mucho, muchísimo más complejo de lo que era en el pasado. Y las redes sociales son algo central en que esa promoción sea mucho más ingrata y alienante que nunca. Miren si no lo que se rescata después de horas de investigar cómo promocionar a la banda en la red social: hay que pasar horas y horas posteando cosas para que la gente sepa de la existencia del artista. Que la mejor hora para postear suele ser después del almuerzo. Que los posts deben tener en lo posible una fotografía. Que dicha foto tiene que generar un interés específico. Que tiene que ser “mobile friendly“. Que debe tener una resolución óptima de Z x Y pixels. Que hay que tagear a las personas en la foto. Que el texto del post debe ser breve. Que no conviene que esté linkeado al Twitter, ya que cada red tiene su propia lógica, etc.
Y lo más importante: todo esto es el mundo virtual. No el real. ¿De qué sirve tener 1387 Me Gusta? Por ejemplo, tomemos el caso de los “Eventos”: un estudio comparativo junto con otros artistas amigos nos da que ¡menos del 1% de los “asistiré” efectivamente asisten! Igualmente Facebook es solo la punta del iceberg. En la actualidad hay que tener como mínimo una cuenta en Facebook pero también en Twitter, otra en BandCamp, otra en ReverbNation, otra en SoundCloud, otra en Pinterest, otra en Google+, más la página web propia, más… ¡Y mantenerlas actualizadas! Y esto solo para empezar.
Por eso, para promocionar una actividad artística siempre queda la triquiñuela de escribir en una revista de tecnología y deslizar publicidades no tan subliminales, como en este caso. Mientras tanto, permiso, tengo que seguir con mi trabajo de músico, que es actualizar mi estado en la red.
¡Hasta el próximo To bit!
20 Comments
Leave a Reply