A 80 kilómetros de Londres se encuentra Bletchley Park, lugar que el MI6 británico eligió en 1936 como sede para instalar a su equipo de expertos en criptografía. Su objetivo era romper el código cifrado nazi ENIGMA, utilizado por el enemigo para organizar sus acciones de guerra. Tommy Flowers fue el encargado de poner a punto, en 1944, a Colossus, uno de los primeros ordenadores digitales de la historia y el que logró quebrar -de forma rutinaria- el código secreto Alemán.
En 1939, un pequeño grupo de criptoanalistas se instalaron en la sede del MI6 en Bletchley Park. Tenían como misión vencer a ENIGMA, un cacharro nazi capaz de producir crípticos textos cuyo número de permutaciones posibles (gracias a una ingeniosa disposición de unas ruedas internas) era aproximadamente de 150 trillones. ENIGMA tenía un cierto parecido con una máquina de escribir portátil, en la que el operador introducía el texto original y obtenía como salida un texto cifrado. La maquinaria de guerra nazi dependía de estas máquinas para poder enviar órdenes y reportes sin que los mensajes fuesen interceptados por los Aliados.
Un joven matemático polaco, llamado Marian Rejewski, ya había deducido cómo descifrar los mensajes de los primeros modelos de ENIGMA. Si bien la clave de cifrado utilizada por los alemanes cambiaba cada día, había algunos errores en el diseño de ENIGMA. ¿Qué errores? Pues el más importante era el hecho de que una letra jamás resultaba codificada como ella misma.
Esta y otras falencias fueron explotadas por Marian Rejewski y el brillante matemático Alan Turing para poner a punto las “bombas”, unos dispositivos electromecánicos capaces de reducir el tiempo necesario para encontrar la clave del día en más o menos una hora de tiempo. Los alemanes, alertados de esta situación, no tardaron en agregar complejidad a sus máquinas ENIGMA, y las bombas dejaron de ser efectivas. Se hacia indispensable buscar una solución.
Esta situación condujo al desarrollo del primer ordenador digital del mundo. En efecto, Colossus, que fue diseñado por Tommy Flowers, fue puesto en funcionamiento en Bletchley Park a mediados de febrero de 1944. Una versión mejorada, el Colossus Mark II, entró en funcionamiento en junio del mismo año, y otras diez versiones se sucedieron hasta el final de la guerra.
El trabajo de Colossus consistía básicamente en comparar dos flujos de datos, procesando las coincidencias según un algoritmo predeterminado. El mensaje cifrado se introducía en la máquina “a gran velocidad” mediante una cinta de papel perforado. Si el número de coincidencias encontrado entre dos flujos de datos era superior a una cantidad prefijada, la salida era escrita en una máquina de escribir eléctrica.
Colossus utilizaba válvulas termoiónicas, thyratrones y fotomultiplicadores -todas válvulas de vacío como la de los viejos aparatos de TV- para aplicar una función lógica programable a cada carácter ingresado. La experiencia adquirida en las centrales de comunicaciones de la época, que también usaban estos componentes, indicaba que estas válvulas poseían una elevada tasa de averías. Pero los ingenieros también sabían que los problemas ocurrían casi siempre al poner en funcionamiento la máquina, por lo que Colossus solo se apagaba si comenzaba a funcionar de forma incorrecta.
Es casi imposible comparar las caracteristicas de esta máquina con un ordenador actual. El microcontrolador encargado de mantener la temperatura ambiente dentro de una vivienda o el que hace funcionar un reloj de pulsera es mucho (¡pero mucho!) más poderoso que Colossus. Sin embargo, por motivos de “seguridad nacional”, su existencia fue un secreto de estado hasta bien entrados los años 70 y recién en el año 2000 se difundieron parte de sus características.
Las leyes inglesas preveen que este tipo de secreto siga siéndolo durante cien años, así que es posible que recién nuestros nietos conozcan la totalidad de los entretelones relacionados con este ordenador, que hoy sabemos es el abuelito de todos los actuales. La informática actual, por lo visto, le debe mucho a la criptografía.
la noticia es erronea, lo único q ayudo realmente a descifrar a enigma fue cuando capturaron los aliados un U-bot (submarino alemán) donde estaba una maquina enigma y varios de sus codigos y carreteles.
Hola Pepe Guapo!
Sin Colossus, aún teniendo en su poder la maquina Enigma que efectivamente se recuperó de un submarino aleman (es interesante la forma en que Neal Stephenson trata el tema en su trilogia), hubiese sido imposible descifrar los mensajes. El trabajo automatizado de Colossus permitia que el proceso de descifrado fuese util, por que de realizarlo a mano (aun contando con la cantidad de mujeres que hacian el "trabajo sucio" en Bletchley Park), obtendrían el contenido de los mensajes dias despues de recibidos, cuando ya no tuviesen ningún valor estrategico.
Un abrazo!
Que mania tienen algunos internautas que se creen saberlo todo y solo buscan molestar con sus comentarios, tu pepeguapa solo molestas con tus comebtarios desinformados
Excelente articulo, y como dice el autor "la informatica acual le debe mucho a la criptografia" y de la misma forma a las guerras tambien y no es para justificarlas, que en su mas minima expresion las debemos condenar.
Saludos!
Errores graves en el artículo.
1- Colossus se utilizó para descifrar la máquina Lorenz (nazi) en ningún caso para Enigma, que ya tenía la máquina Bombe de Turing, además de los descifradores humanos que interceptaban los impulsos electricos de los radio-telégrafos.
2- (para los comentarios)Enigma se emepzó a descifrar mucho antes que se interceptaran los manuales de funcionamiento del submarino alemán.