No es la primera vez que hablamos sobre el potencial explosivo de los condensadores, y definitivamente no será la última. Aún con avances técnicos y alternativas japonesas de muy alta calidad, lo cierto es que estos demonios ancestrales siguen volando por los aires, causando toda clase de problemas a los usuarios. En el mejor de los casos, los condensadores dañados se reemplazan con la ayuda de herramientas básicas, pero hay ocasiones en las que uno puede verse superado ya sea por la complejidad de la instalación, por la detonación en sí, o por el electrolito devorando todo…
Ahora, tal vez esto parezca un poco injusto para los condensadores, porque a decir verdad no son lo único que explota dentro de un ordenador, una fuente de alimentación, un televisor, o cualquier cosa que se nos ocurra. En estos últimos tiempos hemos notado que los VRM de algunas placas base y tarjetas gráficas adoptan la diplomacia del cartucho de dinamita cuando no soportan más el estrés asociado al calor o a un overclocking excesivo. Los fabricantes tratan de compensar con una mayor refrigeración pasiva colocando disipadores de aluminio sobre ellos, pero aún así debemos vigilarlos de cerca, y obviamente, eso no hace mucho por los condensadores que digamos.
Y a continuación… imágenes. Algunas clásicas, y otras un poco más cercanas en el tiempo. No importa, el mensaje es el mismo: Lo más probable es que los condensadores te abandonen. No será necesariamente con fuegos artificiales, y los síntomas tienden a ser muy sutiles al principio. Mensajes de error por aquí, un cuelgue por allá, borramos Windows, instalamos controladores nuevos… y el problema sigue. Dicen que el precio de la paz es la eterna vigilancia. En el caso de los condensadores, es la pura verdad. ¿Recomendaciones? Mantén a tus sistemas limpios, bien refrigerados, y con una fuente de energía sólida. Eso ayudará.