Camiones autónomos, a prueba en 2015

Los coches que se conducen solos quieren dominar el futuro del transporte de pasajeros, ¿pero qué hay de vehículos más pesados? Con los ajustes suficientes, un camión de carga autónomo debería funcionar tan bien como sus hermanos menores. Después de una visita a Suecia para observar de cerca la tecnología, los ministros del Reino Unido estarían pensando en aprobar una serie de pruebas experimentales para el año entrante.

En la décima temporada de Los Simpsons, Homero asume la responsabilidad de conducir un camión de carga después de que su camionero designado muere en un desafío devorando carne. Pero Homero descubre a fuerza de estupidez propia que el camión cuenta con un dispositivo para corregir maniobras extrañas, e incluso conducirse solo. Una vez más, lo que pareció una broma o una exageración comienza a tomar dimensiones en el mundo real, y los camiones autónomos están más cerca de lo que muchos imaginan. Algunas marcas han revelado sus conceptos, mientras que otras ya tienen proyectos en un estado muy avanzado de desarrollo. Ahora, la principal barrera que deben atravesar todos estos sistemas independientemente del vehículo al que están destinados, es burocrática. Las sesiones de prueba comprobando su eficiencia y seguridad continúan acumulándose, pero el aspecto legal permanece en pañales.

Esta situación podría cambiar en nada menos que el Reino Unido. Si obedecemos a lo publicado por el Sunday Times y la BBC, un grupo de ministros viajó a Suecia con la intención de observar la tecnología en acción, y se estaría considerando autorizar pruebas en el año 2015. La idea es que los camiones se desplacen como un convoy, el primero de ellos bajo control de un conductor, y el resto siguiendo cada maniobra. El texto disponible explica que cada camión deberá tener sí o sí un conductor por cuestiones de seguridad y para responder a casos de emergencia, pero ese conductor no tendría un control constante como sí sucede en el primer camión. Los camiones irán repletos de cámaras infrarrojas y sensores láser, formando un convoy compacto, con unos pocos metros entre cada vehículo.

Otro aspecto para resolver a mediano plazo es la relación entre los conductores humanos en otros vehículos y estos convoys autónomos. Después de todo, compartirán los mismos caminos y autopistas. Se supone que los sistemas deberían ser capaces de responder ante cualquier maniobra extraña que realice otro vehículo, sin embargo, también existe una cuestión de prejuicios. En el Reino Unido, la Asociación de Automóviles realizó una encuesta sobre coches autónomos, y el 65 por ciento de los participantes admitió que prefieren seguir conduciendo ellos a que un ordenador tome el control. Evidentemente, el proceso no será sencillo.